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Qué es y cómo se manifiesta 

El trastorno de aprendizaje procedimental (TAP) afecta a la adquisición y a la automatización de habilidades motrices, visoespaciales, de los aprendizajes escolares y sociales. Aunque hay gran variedad de literatura científica al respecto, no hay una clara estandarización del término, por lo que la búsqueda de bibliografía puede resultar a veces confusa y dificultosa.

Ni en el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, 5ª edición (DSM-5) (APA, 2014) ni en la Clasificación internacional de las enfermedades (CIE-11) (OMS, 2018) se ha incluido esta categoría diagnóstica, aunque se solapa, en parte, con el trastorno del desarrollo de la coordinación (TDC) y con el trastorno de la comunicación social o pragmático (TCS), incluidos en el grupo de trastornos del neurodesarrollo (TND).

El término TAP fue adoptado en 2009 por el equipo de investigadores de la Clínica Universidad de Navarra formado por el Dr. Juan Narbona García y la Dra. Nerea Crespo-Eguílaz de la Unidad de Neuropediatría y posteriormente con la investigación de la Dra. Sara Magallón Recalde (2011), Qué es el TAP

Al considerar que la dificultad nuclear del trastorno afectaba al desarrollo de ciertas habilidades perceptivo-motoras y de rutinas cognitivas que, normalmente, se usan sin especial esfuerzo al estar automatizadas y no únicamente a la referida a los aspectos motrices, habilidades que son esenciales para el progreso académico y la desenvoltura social.

Sus características definitorias son:

  • Dificultades en el aprendizaje implícito
  • Trastorno del desarrollo de la coordinación motora
  • Déficit en la integración visoespacial
  • Dificultades en el uso del lenguaje
  • Coherencia central débil
  • Dificultades en los aprendizajes escolares
  • Dificultades en las relaciones sociales